jueves, 21 de mayo de 2015

El Campamento Dignidad ante las elecciones

BASTA DE PROPAGANDA: EXIGIMOS PAN, TRABAJO, TECHO Y DIGNIDAD Llegan las elecciones y con ellas parece que se abriera el baratillo de las promesas. Las serpientes con traje de santurrón ahora vienen sonrientes a intentar manipular la esperanza de la gente. Se cuelgan las medallas de la renta básica de inserción, una tarifa social de agua para los parados, los comedores escolares… Se les tendría que caer la cara de vergüenza. Sí, claro que han pagado la renta básica a muchas más personas de las que pretendían. En 2013, Juan Bravo, Director de Política Social, nos decía: “bajo ningún concepto pagaremos a más de 2.500 personas, 3.000 como mucho” en toda Extremadura. Ahora reconocen que han tenido que resolver favorablemente 11.460 solicitudes. Aunque pagar, lo que se dice pagar, por ahora no llega ni siquiera a las 5.000. Pero el pueblo de Mérida y de toda Extremadura conoce bien esa historia y no se va a dejar enredar con cuentos. Recuerda nítidamente que la renta básica de inserción, esa ayuda para poder vivir con algo más de dignidad, se ha arrancado en la calle. Literalmente: con 48.000 firmas, con 80 días acampados ante la puerta del SEXPE, con encierros durante las navidades en la Concatedral o en la iglesia del Perpetuo Socorro, con escraches a políticos, con marchas y concentraciones innumerables. Con 62 personas de los Campamentos Dignidad de Extremadura denunciadas y/o procesadas -46 de ellas de Mérida-, enfrentándonos a multas cuya suma supera los 183.000 euros, por acciones de lucha en defensa de los derechos sociales. No, ni la renta básica de inserción, ni la tarifa social del agua para los parados, ni los comedores escolares durante el verano, ni el incremento de empleos públicos han caído del cielo. Y mucho menos de la voluntad de los políticos que mandan actualmente.
El Campamento Dignidad ha arraigado entre la clase obrera y el pueblo de Mérida y de Extremadura. Y exige a todos los partidos que se dé satisfacción a las demandas que hemos puesto en pie en estos años: 1. Exigimos y exigiremos un trabajo digno. Que se dejen de enredos. En los últimos tres años, Extremadura no ha bajado de los 150.000 parados y en Mérida de los 8.000. Hay dinero. Para los políticos del Consejo Consultivo, para los premios Ceres, para conciertos de Woody Allen, para inflar de subvenciones a terratenientes y grandes empresas, para todo eso sí hay dinero. Hace falta un plan de empleo público, derogar la reforma laboral, prohibir las horas extras y repartir el trabajo. Hace falta que la tierra cumpla una función social, empezando por los terrenos municipales que deben sembrarse de cultivos sociales. Exigimos un banco público de tierras ya. 2. Renta Básica. Hay que pagar a la inmensa mayoría de los solicitantes y hacerlo ya. Que no sea un calvario burocrático ni una fiscalización de pobres, que se cobre en fecha fija, que sea un derecho y no “una concesión”. Vivir dignamente es un derecho, no el regalo de ningún gobernante. 3. La vivienda es un derecho y los políticos no pueden seguir siendo los recaderos de los bancos, de los dueños del suelo y de las promotoras de la construcción. Exigimos la prohibición de todos los desahucios de primera vivienda y la retirada de todos los expedientes de desahucio de vivienda social. Todas las viviendas del banco malo (la Sareb) han de pasar a alquiler social y las 210 viviendas de la Urbanización de los Álamos en la barriada del Prado deben terminarse y ponerse a disposición de las personas sin casa. 4. Hay que poner fin a la exclusión social, a la pobreza energética, a la precariedad y la miseria. Hace falta, entre otras medidas, un economato social o la gratuidad de los libros y material escolar. 5. No a los recortes sociales en educación, sanidad o dependencia. No al premio a la educación privada, recuperación de las plantillas de maestros y médicos, por una educación y sanidad públicas, de calidad y no clasista. No a la degradación de la asistencia en el Hospital de Mérida, a causa de los recortes. Pago de la ley de dependencia ya. Estas son algunas de las prioridades que el Campamento Dignidad ha hecho llegar a los partidos de cara a las elecciones. Hace falta un profundo cambio social y político. Hay que acabar con la corrupción, con el clientelismo y con la represión a los movimientos sociales. Hay que derrotar a quienes pisotean los derechos del pueblo, a quienes han vendido el país a la Troika, a los que defienden que los bancos están antes que las personas (artículo 135 de la Constitución). Los que mandan, los culpables de nuestro malestar, no pueden ser en modo alguno la solución. ¡Hay que echarles! ¡El pueblo unido jamás será vencido! ¡Sí se puede!

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